Revista E-xpressio Edición 2021

Página 1 AÑO 1 NÚMERO 1 Noviembre 2021

Página 2 Comité Editorial Revista E-xpressio Edición 2021 Año 1, No. 1 Noviembre de 2021 Tribunal Electoral del Estado de Coahuila de Zaragoza Blvd. Eulalio Gutiérrez Treviño No. 551 Fraccionamiento Cruz del Aire C.P. 25296, Saltillo Coahuila. Teléfonos: 844-439-34-76, 844-439-34-77 y 844-439-34-78 Sergio Díaz Rendón Aminda Gabriela Treviño Aguirre Gerardo Alberto Centeno Alvarado Melissa Daniela Valdés Méndez Mara Itzel Marcelino Domínguez Francisco Javier Molgado Sánchez Editor en Jefe Editora Ejecutiva Editor Ejecutivo Editora Ejecutiva Editora Ejecutiva Diseño Editorial

Contenido Página 3 Presentación De la revista digital E-xpressio, del Tribunal Electoral de Coahuila. Sergio Díaz Rendón, Magistrado Presidente del Tribunal Electoral de Coahuila Artículos Participación política de las mujeres Las realidades que enfrentamos las mujeres en el espacio público y la relevancia de nuestra participación para feminizar la política. Yunuen Castillo Menchaca Educación: Alianza política de las mujeres. Gisela García Garza Participación política de las mujeres en el ámbito local. Cecilia Rendón Isunza Violencia Política en razón de género Elementos de la violencia política contra las mujeres en razón de género. Karla Victoria González Briones La endémica violencia contra las mujeres, raíz de la ruptura en la participación política. Diana Vanessa Gutiérrez Espinoza Violencia política en razón de género en el ámbito legislativo: hacia un nuevo diseño jurisprudencial. Luz Alejandra Hernández Rojas 3 de 3 contra la violencia de género: la prueba de fuego para la paridad. Paloma Lugo Saucedo 5 7 15 19 25 31 37 43

Página 4 No más Violencia Política. Adriana Beatriz Salinas Cerrillo Comentarios jurisprudenciales Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género. Yessica Esquivel Alonso Comentarios a las sentencias de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos en materia de violencia política en mujeres que desempeñan cargos y funciones públicas: ¿Hacia un concepto de “discriminación política”? Magda Yadira Robles Garza Ponencias o disertaciones Intervención en el Consejo Local del INE Sesión 26 de febrero 2021: “Un día sin nosotras”. Leticia Bravo Ostos 49 55 61 77

“[...] las mujeres necesitan el derecho al voto por las mismas razones que los hombres, es decir, para defender sus intereses particulares, los intereses de sus hijos, los intereses de la patria y de la humanidad, que miran a menudo de modo bastante distinto que los hombres” Fragmento de la petición hecha por Hermila Galindo al H. Constituyente en 1916, sobre el derecho al voto de la mujer. La Revista E-xpressio del Tribunal Electoral del Estado de Coahuila de Zaragoza, es un espacio digital dirigido a personas estudiantes, académicas, servidoras públicas y sociedad civil en general, interesadas en propiciar y difundir un espacio de intercambio de ideas, opiniones y experiencias, en temas electorales relevantes y actuales. Consciente de la relevancia del tema, en su primera edición, la revista aborda como temática la “Participación política de las mujeres y violencia política de género”. El derecho humano de las mujeres a participar activamente en la vida democrática y en los asuntos políticos y electorales, es refejo de las conquistas obtenidas por los movimientos por la liberación de las mujeres de los años 50´s y Página 5 Presentación Sergio Díaz Rendón Magistrado Presidente del Tribunal Electoral de Coahuila

que, al día de hoy, representa el anhelo de nuestra sociedad de consolidar un sistema democrático, plural y universal. A partir de la exigencia de las mujeres de ser consideradas como ciudadanas y de ser dotadas de los mismos derechos que los hombres a través del reconocimiento del derecho al voto, inevitablemente ha permitido la apertura de la vida pública para las mujeres. Sin embargo, las resistencias a la participación política de las mujeres como parte de la hegemonía masculina se han traducido en nuevas formas de opresión, violencia y discriminación hacia las mujeres que intentan ejercer sus derechos civiles y políticos; históricamente esto representa el yugo de mujeres rebeldes, subversivas, sufragistas y políticas. Finalmente, a pesar del marco normativo vigente y de un sinnúmero de acciones afrmativas encaminados a garantizar y proteger los derechos de las mujeres, han surgido nuevos retos y obstáculos, así como nuevas formas de violencia que continúan difcultando a las mujeres, ejercerlos dentro de la vida pública. Es por ello que, el primer número de esta revista se destinó al abordaje de estas problemáticas, logros y retos pendientes en la participación política de las mujeres, así como la íntima relación de estos tópicos con las violencias de género que se ejercen en los espacios de toma decisiones. En este número se recopilan aportaciones de distintas mujeres de todo el país, las cuales destacan por sus trayectorias académicas, activismo y labor social, así como su esencial participación en el escenario público y que en el día a día se enfrentan desde sus trincheras a las condiciones hostiles que implica el sistema patriarcal en el que se sustenta nuestra sociedad. Son distintas mujeres que representan un referente dentro de sus campos de expertis, reunidas en esta edición con un mismo objetivo: coadyuvar en la construcción de una sociedad más justa para las mujeres. Lo anterior muestra el compromiso social que el Tribunal Electoral y sus integrantes tienen a favor de la reivindicación del papel de las mujeres ante la sociedad que, como anhelo legítimo, es la igualdad sustantiva. ¡La democracia sin mujeres es una democracia incompleta! Página 6

Las realidades que enfrentamos las mujeres en el espacio público y la relevancia de nuestra participación para feminizar la política Hablar d e mu j e r e s y n u e s t r a participación en la esfera pública, es hablar de lucha; una lucha histórica que desde hace siglos, las mujeres hemos enfrentado y que aún en pleno siglo XXI seguimos combatiendo, forcejeando contra la corriente en un mundo de constructos patriarcales en donde se nos orilla a inmanecer en la esfera privada, mientras que los hombres trascienden en la esfera de decisiones. Es verdad que, cada vez es mayor la participación de las mujeres en la Política, pues el transitar de las cuotas de género al principio de paridad, nos ha permitido tener una mayor incidencia, abriéndonos camino para acceder a candidaturas y cargos públicos, pero aquí es importante analizar las condiciones bajo las cuales se da nuestra participación, pues pareciera que las mujeres tenemos que pagar un costo por participar en la política, siendo víctimas de violencia en sus diferentes tipos y modalidades; violencia política, institucional, digital, psicológica e inclusive, compañeras políticas y candidatas a quienes les ha costado la vida. En este mundo postmoderno, donde la desigualdad, la violencia, la discriminación y los atentados contra nuestros derechos humanos son el detrimento diario de nuestra “democracia medianamente decente”, el escenario de participación para las mujeres se transforma en un complejo desafío en el que es difícil destacar y en donde participar implica recorrer un camino sinuoso de injusticias, ya que, por el simple hecho de ser mujeres se menoscaban nuestros derechos y se disminuyen nuestras oportunidades para trascender con autonomía, libertad e independencia al espacio público. Como alguna vez mencionó Patricia Mercado en uno de los debates políticos mientras contendía por la presidencia de la república en el 2006: “Nunca me dejará de sorprender, todo lo que tenemos que hacer nosotras, las mujeres, para ser reconocidas como líderes políticas y sociales, desde nuestras diferencias”. Página 7

Sus palabras son refejo de las vicisitudes que enfrentamos las mujeres para ser reconocidas y respetadas como sujetas políticas de derechos; por ello, es que el feminismo coloca las bases del entendimiento de estas desigualdades, violencias y discriminaciones que nos atraviesan de manera sistemática y estructural; visibilizando desde un enfoque interseccional y de derechos humanos, cuáles son las realidades que enfrentamos las mujeres al exigir el cumplimiento efectivo de nuestros derechos políticos y electorales y al querer tener acceso al poder; ese poder, que como bien lo dice Isabel Rauber (2003), “no puede explicarse de forma completa, ni entenderse como ejercicio de las sociedades humanas, prescindiendo del análisis de las relaciones de género que lo sustentan y sobre las que se sustenta”. Defnitivamente, aún son muchos los obstáculos que debemos enfrentar las mujeres para participar en la política. Como diría Celia Amoros, “pareciera que nuestra participación en la esfera pública es efímera y esto no puede seguir ocurriendo”. Ya no permitiremos ser consideradas como piezas de ajedrez y meros instrumentos políticos para ayudar a los hombres a llegar al poder. Las mujeres queremos y necesitamos tener acceso al poder, con poder. No basta con tener una representación descriptiva y simbólica en la esfera pública, requerimos de una representación y una igualdad sustantiva en la política y que al estar en la esfera pública y desde todos los espacios se haga efectivo nuestro derecho a tener vidas libres de violencias. Participación Política de las Mujeres en México. El padrón electoral en México con corte al 09 de abril de 2021, es de 94,761,573 ciudadanas y ciudadanos registrados y la lista nominal con corte a la misma fecha es de 93,984,196 siendo las mujeres el 52% en ambas cifras. Las mujeres somos un mayor porcentaje de la población y las estadísticas señalan que somos quienes más votamos, sin embargo, no somos votadas de la misma manera, pues en la historia de nuestro país ha habido únicamente 9 gobernadoras, actualmente, sólo dos de ellas ostentan el cargo de gobernadoras a nivel nacional, que representa apenas el 6.25% de las gubernaturas e implica que el 81.25% de los estados nunca ha tenido a una mujer como titular del Ejecutivo Estatal. En un mapa elaborado por ONU Mujeres y la Unión Interparlamentaria denominado “Mujeres en la política 2020” se refere que México ocupa la posición 34 de 190 países en los que mujeres tienen cargos ministeriales. En un análisis más detallado por la agrupación “Strategias”, las entidades con mayor número de alcaldesas son Veracruz, Oaxaca y Puebla. En tanto que en los congresos locales actualmente hay 1,113 legisladores locales, de los cuales solo 546 son mujeres. Los estados con mayor presencia de mujeres en los congresos son Morelos, Chiapas y Tlaxcala. Página 8

Respecto al Congreso de la Unión, la legislatura LXIV ha quedado integrada por 241 mujeres en curul, mientras que en el Senado de la República 63 mujeres son senadoras, es decir, sólo un 49%. En la actual legislatura del estado de Coahuila son 15 mujeres diputadas y 10 hombres diputados y es importante mencionar que, de los 38 municipios que integran nuestro Estado, únicamente 14 de ellos son dirigidos por mujeres alcaldesas. Si bien es importante reconocer que la participación política de las mujeres ha ido en aumento, también es relevante aclarar que esto ha sido gracias a la implementación de medidas afrmativas encaminadas a garantizar condiciones de igualdad para las mujeres en la disputa por los cargos de elección popular, pues es principalmente a partir de la reforma político electoral de 2014 y con la entrada en vigor de la reforma constitucional “paridad en todo” de junio de 2019, que el acceso de las mujeres al espacio público ha sido de cierta manera, un poco más transitable, pues según la primera Encuesta Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Justicia Municipal, todavía hasta el 2009, la representación de las mujeres en el ámbito municipal no pasaba del 5.4 % y no se diga a nivel estatal y nacional, en donde los porcentajes de participación política de las mujeres tampoco eran muy justos ni esperanzadores. Me es inevitable mencionar que, el actual proceso electoral, que además es el más grande de la historia de nuestro país, será también la “oportunidad perfecta para entregar a la sociedad resultados altamente positivos en materia de paridad” como bien lo dijo Nadine Gasman durante sesión del Observatorio de Participación Política de las Mujeres en México. Es el momento de que las mujeres nos apropiemos del espacio público con autonomía, seguridad, libertad e independencia, pero sobre todo con nuestras “gafas violetas” bien puestas, pues triste y desafortunadamente, la falta de sororidad política es otro de los retos que enfrentamos, ya lo dice Rita Segato: “El feminismo no puede y no debe construir a los hombres como sus enemigos “naturales. El enemigo es el orden patriarcal, que a veces está encarnado por mujeres”. Nos necesitamos unidas y organizadas, velando y luchando por nuestros derechos desde todos y cada uno de los espacios. Comprender, como tan acertadamente dice Edurne Ochoa, que: “Más allá de los colores y más allá de los partidos, estamos nosotras, las mujeres”. Hablaremos de una participación política sustantiva de las mujeres el día que nosotras mismas seamos conscientes de nuestro poder y de nuestra fuerza política y cuando por fn, logremos visibilizar que no debemos nuestra participación en el espacio público a ningún “padrino político”, que no nos de miedo desalinearnos ni romper moldes y que, si bien la lealtad política es importante, la Página 9

lealtad hacia las mujeres, por la justicia y por nuestros derechos, lo es aún más. Retos y Problemáticas; Violencias Contra las Mujeres y Feminización de la Política. La historia nos condena y nos encasilla. Lo veíamos desde la flosofía griega con pensamientos como el de Eurípides de Salamina: “Odio a la mujer bachillera. ¡Ojalá no entre en mi casa mujer que sepa más de lo que una mujer debe saber!” El sexismo internalizado genera que los discursos de odio se sustenten en los escollos de las buenas costumbres que perpetúan estereotipos y la invisibilización de la dominación desde la opresión. Desde Olimpia de Gouges hasta las mujeres que, en el siglo XXI, hemos concretado alzar nuestras voces, la resistencia ha sido nuestra resiliencia frente a las diversas violencias machistas. Ninguna mujer insurrecta ha pasado a romper techos de cristal sin haber pasado por la transversalidad de los discursos sexistas. “Grandes” pensadores, muchos de ellos políticos, considerados sabios y admirados por la mayoría, ayudaron a gestar las bases del patriarcado, el sistema que nos lleva oprimiendo a las mujeres desde tiempos inmemoriales. En la historia del mundo y puntualmente en el desarrollo de las corrientes políticas y flosófcas, así como de los descubrimientos que abrieron camino a grandes proyectos en el mundo, los líderes de opinión, en su mayoría hombres, han replicado violencias machistas desde estereotipos de género contra las mujeres y es importante decir que estos constructos y estereotipos nos siguen “golpeando” a las mujeres en la esfera política. Las frases se remiten al sexismo imperante desde lo biológico hasta lo cognitivo, ser mujer en la época de Rousseau, Einstein, Nietzsche, Schopenhauer o inclusive en los inicios con Aristóteles, ha sido sumamente difícil. Frases como: “A las niñas no les gusta aprender a leer y escribir y, sin embargo, siempre están dispuestas para aprender a coser” de Rousseau; “La mujer, está donde le corresponde. Millones de años de evolución no se han equivocado, pues la naturaleza tiene la capacidad de corregir sus propios defectos” de Einstein; “La mujer no tendría el genio del adorno si no poseyera también el instinto de desempeñar el papel secundario” de Nietzsche; “Sólo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni a los grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales” de Schopenhauer; o, “En cualquier tipo de animal, siempre la hembra es de carácter más débil, más maliciosa, menos simple, más impulsiva y más atenta a ayudar a las crías” “La hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades” de Aristóteles, “Los hombres hacen las leyes y las mujeres las obedecen” Max Weber. Estos son solamente algunos ejemplos de pensamientos cerrados, cuadrados y ortodoxos que delimitan el funcionamiento de un sistema basado en desigualdades generando que en México, “la idea de subordinación de las mujeres crezca, se Página 10

reproduzca y se enraíce como un elemento endémico de nuestra cultura”. Son sólo frases, pero lo que decimos importa y el lenguaje es determinante, porque lo que no mencionamos, no existe y lo que no existe no se visibiliza, dando lugar a que los mensajes políticos sigan rezagando a las mujeres. En este sentido, la discriminación hacia las mujeres, en el terreno del acceso al poder público, representa sólo una de las múltiples traducciones de la idea según la cual las mujeres no estamos listas, preparadas, ni fuimos “diseñadas” para gobernar. Derivado de estos graves e injustos constructos, surgen un sinfín de violencias que nos dañan estructural y sistemáticamente a las mujeres tanto en lo público, como en lo privado, abriendo la brecha de desigualdad de género e imponiéndonos un sinfín de retos y problemáticas a las mujeres que deseemos acceder al espacio público, señalando que uno de los principales “monstruos políticos” que desafamos es el de la violencia política en razón de género, la cual se ha posicionado como un fuerte obstáculo para la democracia. De diciembre de 2020 al mes de abril de 2021, el INE, a través del Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género ha registrado 30 casos de violencia política en razón de género, de los cuales 25 han sido sancionados; 20 de los agresores son hombres y 5 mujeres; sin mencionar que muchas de las mujeres víctimas de violencia política no denuncian por miedo a represalias dentro de su mismo partido, por desconfanza y falta de esperanza en encontrar justicia o por desinformación. Muchos estados ni siquiera llevan un registro sistematizado para contabilizar casos de este tipo de violencia y por ende, atenderla, prevenirla y erradicarla, dando lugar a que muchos de los agresores puedan seguir postulándose a cargos de elección popular sin recibir sanción alguna. Pero además de luchar contra la violencia política, continuamos combatiendo los demás tipos y modalidades de violencia contra las mujeres, pues seguimos viviendo en contextos atroces en donde según estadísticas de la ONU, en México, 11 mujeres son asesinadas al día y 7 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia. De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en México cada hora violan a 2 mujeres, durante el 2020 se registraron 940 feminicidios y 2783 homicidios dolosos de mujeres, además Página 11

nuestro país es de los que presenta mayor porcentaje de desapariciones de niñas y mujeres en América Latina. Y otra cifra desgarradora, compartida por las compañeras de “Nosotras Tenemos Otros datos” es que, en México, todos los días, 60 funcionarios públicos cometen algún delito. Únicamente durante el 2020, se abrieron más de 21,882 carpetas de investigación contra funcionarios públicos. Por eso y más, debido al aterrador panorama en el que nos encontramos, resulta urgente e indispensable, hablar de la feminización de la política; atacar y luchar contra las violencias hacia las mujeres de manera integral y holística, con perspectiva de género, enfoque interseccional y de derechos humanos y con perspectiva victimológica, desde todas las aristas y en todos los espacios, abordando la feminización de la política como “la irrupción pública de muchas mujeres con protagonismo político, la relevancia de una agenda de contenidos feministas como parte de un proyecto transformador para todas y todos y el desplazar el liderazgo vertical estereotipadamente asumido como “masculino” Clara Serra Sánchez. Incidencia desde las Colectivas Feministas Las feministas, ocupadas en edifcar una democracia justa, paritaria, digna y libre de violencias para todas las niñas, mujeres y adolescentes, es que nos esforzamos y trabajamos por incidir de manera sustantiva en la vida democrática de nuestro País, abriéndonos espacios en la esfera política y siendo, no sólo observadoras, sino también partícipes de lo público. Como bien dice, Yndira Sandoval, fundadora de las Constituyentes MX Feministas y principal impulsora de la “3 de 3 vs la violencia”: “Vamos por una feminismocracia. El nuevo orden político, con, por y para las mujeres; en donde nuestros derechos estén al centro y nosotras al frente”. Desde el feminismo externamos nuestro hartazgo por las simulaciones y tomamos el control del quehacer político, involucrándonos y siendo agentes partícipes y estratégicas en los procesos electorales, colocando nuestra agenda de género feminista e impulsando iniciativas, programas, proyectos y políticas públicas con perspectiva de género que sean aplicables, efcaces y efcientes para generar cambios sustantivos en las vidas de las mujeres mexicanas, pues ningún régimen que se diga democrático puede serlo, sin la participación sustantiva de las mujeres, en igualdad de condiciones y libres de todo tipo de violencias. Página 12

Por esta razón, desde “Las ConstituyentesMX Feministas” y la Observatoria Ciudadana “Todas Mx”, la cual nace de la unión y del interés de las diferentes agrupaciones de sociedad civil y colectivas feministas estatales y nacionales para dar seguimiento a la iniciativa “3 de 3 vs la violencia" así como para fortalecer la participación política de las mujeres y defender nuestros derechos políticos y electorales antes, durante y después del proceso electoral 2021, trabajamos con base a las siguientes líneas de acción, supervisando que los partidos políticos y las y los candidatos se comprometan a: UNO.- Promover mecanismos y protocolos especializados en violencia política en razón de género con enfoque de derechos humanos y perspectiva de género, reconociendo que ésta puede ejercerse no sólo contra mujeres candidatas, sino también para militantes, simpatizantes y ciudadanas. DOS.- Respetar y cumplir efectivamente los lineamientos de la #3de3vslaviolencia, aprobados por el INE mediante Acuerdo INE/CG517/2020, asegurándose de que las y los candidatos no sean Deudores, acosadores ni agresores de Mujeres, tanto en lo público como en lo privado. TRES.- Respetar, promover e implementar el principio constitucional de la paridad en todo CUATRO.- Impulsar en sus agendas políticas, legislativas y de gobierno, acciones sustantivas para promover, garantizar y proteger los Derechos Humanos de las mujeres y niñas, pugnando por presupuestos con Perspectiva de género y buscando erradicar todo tipo de violencias y discriminación. CINCO.- Promover y diseñar campañas con perspectiva de género, libres de estereotipos, impulsando la cultura de la denuncia y asegurando el acceso a la justicia de las mujeres que participan en la política. Estamos convencidas de que el Feminismo es la herramienta edifcadora de la democracia y nosotras, las feministas, somos agentes clave para generar cambios sustantivos, pues como lo dijo Emmeline Pankhurst: «Si la civilización estriba en progresar hacia el futuro, ha de ser a través de la ayuda de las mujeres, mujeres liberadas de sus grilletes políticos, mujeres con plenos poderes para ejercer su voluntad en el seno de la sociedad». A Modo de Conclusión. El trabajo que hemos estado realizando desde la Observatoria ha sido revelador y es sumamente relevante para visibilizar las violencias de las que somos víctimas, pues en lo que va del proceso electoral, hemos realizado más de 76 antiboletas, las cuales como su nombre lo indica, evidencian a los agresores que no deberían de llegar al poder ya que no cumplen con la “3 de 3 vs la violencia” al encontrarse en uno o varios supuestos previstos por esta iniciativa. Hemos logrado que el INE, y hasta el momento, en 17 estados a través de sus Página 13

OPLEs, se frme el Pacto “Lo Personal es Político”. Estamos dando seguimiento detallado a las agendas de las y los candidatos, porque es necesario que tengan la certeza de que nos aseguraremos de que velen por nuestros derechos y se nos tome en cuenta. Y estamos brindando acompañamiento a mujeres candidatas, militantes, simpatizantes y ciudadanas víctimas de violencia política en razón de género, porque es importante que sepan que no están solas, y como bien lo mencionó Mónica Mendoza, integrante de la Observatoria “Todas Mx”en uno de sus artículos: “Nuestro actuar – colectivo y organizado – se basa en la profunda convicción política de que “juntas somos más fuertes” y no hay nada más revolucionario que ese principio ejercido a cabalidad”. Así es como desde la Observatoria Ciudadana “Todas Mx”, las Feministas estamos y nos mantendremos en pie de lucha; avanzando, resistiendo, incidiendo, trascendiendo, reivindicando, feminizando la política, desfeminizando la pobreza y la desigualdad, edifcando y apropiándonos de los espacios, por y para nosotras. Nunca más sin nosotras, las mujeres contamos y votamos. ¡Vamos juntas! Referencias Bibliográfcas. Pateman, Carole (1996). “Críticas Feminista a la dicotomía público/privado”. En: Perspectivas feministas en teoría política, Carme n Castell (Compiladora), Barcelona: Paidós. Rabotnikof, Nora (1998). “PúblicoPrivado”. Debate Feminista 18, p. 3-13. Rauber, Isabel, Género y Poder, Edición digital, 2003. Disponible en: http:// www.rebelion. org/ docs/4523.pdf Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Coahuila, Compendio Legislativo en Materia Electoral del Estado de Coahuila de Zaragoza, Saltillo, Coahuila, Impresos Unicornio del Norte, 2008. D. R. © 2015. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales. Revista Mexicana de Sociología 77, núm. 1 (enero-marzo, 2015): 7-36. México, D.F. ISSN: 0188-2503/15/07701-01. Ensayo sobre las Cuotas de género: Del acceso a las candidaturas al acceso a los cargos. La experiencia coahuilense (2001-2014). Carlos Alberto Arredondo Sibaja. Página 14

Educación: Alianza política de las mujeres Elecciones del 3 de julio de 1955, las m u j e r e s mexicanas acuden por primera vez a las urnas para votar en una elección federal, dos años después de que se reformó la Constitución y se otorgó a las mujeres el derecho al sufragio, un avance, sí colosal, pero que ha resultado insufciente para lograr una real equidad entre hombres y mujeres en el ámbito político. Los logros de tal avance democrático, que tuvo la fnalidad de generar igualdad constitucional, resultan insufcientes en las participaciones políticas que hoy en día tienen las mujeres, ya que su intervención en la vida política del país sigue permeada de obstáculos y desventajas frente a los hombres. En consecuencia, han surgido nuevas políticas en busca de acciones afrmativas que propicien, respalden y reconozcan la participación de las mujeres en candidaturas, cargos políticos, elaboración de normas jurídicas, dirección de órganos electorales o en cualquier liderazgo de tipo político, para en este sentido, lograr una real equidad. Sin embargo, consideramos que tales luchas por la reivindicación políticoelectoral podrían además ser respaldadas desde sus cimientos, es decir, desde la formación de nuevos paradigmas en las nuevas generaciones que empezarán a impregnar subsecuentemente los siguientes escenarios políticos con las flosofías y criterios que se encuentran actualmente construyendo. Educación política inexistente. La nueva realidad política, impulsa -desde mi perspectiva- la idea de que debido a que la educación tiene una trascendental incidencia en el desarrollo y construcción de valores, creencias y construcción de esquemas mentales de las personas, es importante que propicie el combate a la discriminación por razones de género y que fortalezca el valor de la participación política basada en igualdad de condiciones entre géneros. Dicha formación no se ha considerado en la actual educación institucional, el fomento a la participación política -en cualquiera de sus diferentes formas-, es inexistente en las currículas educativas, el impulso a que el alumnado comience a experimentar su desarrollo en posibles Página 15

escenarios políticos resulta de poca promoción, pero además, de manera natural esta improcedencia se estrecha aún más hacia el sexo femenino. El resultado al respecto ha sido que actualmente predomina en el alumnado -además de en la sociedad en general- un bajo nivel de información e interés en aspectos políticos y sociales, su interés o contribución al respecto se limita a un plano de observación y de crítica generalmente desinformada, lo que pone en la mesa un prisma urgente por subsanar. El hecho de que en las currículas educativas no se integre educación política resulta por sí solo lamentable, pero además se tendrían que sumar a este hecho las actividades escolares cotidianas que permiten la invisibilización de la mujer -alumnas- cuando consideran desarrollar liderazgos, empoderamientos o autonomías, lo que permite per se -tanto a mujeres como a hombres- trasladar y normalizar la violencia de género a su vida profesional. Estas flosofías basadas en igualdad de género o de impulso hacia el desarrollo profesional de las mujeres -político o de cualquier tipo- no han logrado permear la educación debido a que, en México se formó un sistema educativo carente de esas disposiciones académicas, no obstante, se deberán construir los modelos necesarios para eliminar cualquier tipo de resistencia que se encuentre estrechamente vinculada con el arraigo de las dinámicas académicas tradicionalistas que el profesorado y alumnado urgentemente requieren deconstruir. Por tanto, se deberá poner atención en situaciones puntuales como identifcar los motivos que provocan el rechazo hacia la implementación y ejecución de planes de estudios permeados de igualdad y equidad, y se deberá poner solución a partir de concientizaciones que inicien nuevos estilos de vida y formas de pensamiento. Igualdad política vs mitos. Si nos preguntáramos cuáles son las formas en las que la mujer puede participar en la política, la respuesta es muy sencilla… en cualesquiera que exista; lo anterior se puede percibir como obvio, pero, si refexionamos sobre los mitos y prejuicios que existen al respecto como “las mujeres no suelen presentarse como candidatas a cargos políticos, no están preparadas para ejercer cargos políticos, no les interesa la política, se les difculta convencer a la opinión pública, abandonan la política” o el más peligroso “los hombres y mujeres ya están en condiciones de igualdad política” entonces podemos entender la parte deleznable en la respuesta. A pesar de que cerca del 50% de la población estudiantil de nivel superior la conforman mujeres, y que a las mujeres sí les interesa presentarse como candidatas a cargos políticos, o que tienen las mismas capacidades que los hombres para ejercer cualquier participación política, la realidad es que mujeres y hombres no se encuentran en condiciones de igualdad, Página 16

que falta por fortalecer las medidas de protección integral contra la violencia política de género y que lo político… lastimosamente se sigue haciendo sexual. El dominio masculino se sigue imponiendo en la política, este poder sigue generalmente siendo reservado para los hombres, y es un hecho tan aprendido por la sociedad que pasa desapercibido; lo anterior es debido a que los estereotipos de género se encuentran en el inconsciente y han sido adquiridos desde el núcleo familiar y reforzados por la sociedad, mismos que además se han fortalecido con las redes sociales, programas televisivos, propagandas, etc. dando lugar a la normalización y discriminación política por género. Lo anterior refuerza todos los mitos ya mencionados, y remarca las diferencias que aún existen en función del sexo dando lugar a la desigualdad, esto, lamentablemente representa un riesgo signifcativo en la construcción de escenarios políticos permeados de equidad y cede terreno a la discriminación y violencia política por género, situación que a través del tiempo ha invisibilizado la presencia de la mujer en la política y la ha puesto en segundo término. Esta realidad de desigualdad pareciera una escalera en la que cada escalón cuenta con obstáculos discriminatorios; en el primer peldaño se encuentran con limitantes que el mismo seno familiar practica; en el siguiente, la educación institucional refuerza estereotipos de género que pretenden delimitar las aspiraciones del sexo femenino. Poco a poco hay que ir subiendo la escalonada hasta tener que subir el escalón dedicado a las resistencias que los partidos políticos presentan, o el de las campañas políticas y así sucesivamente hasta que en caso de llegar a ocupar un cargo político, de igual manera tener que sacar la espada contra la violencia política de género que se les ejerce. Estas refexiones permiten retomar la importancia de reeducar y de formar a las personas bajo criterios que no den cabida a las asociaciones por género, actividades sexistas, lenguajes sexistas, tareas discriminativas, exclusiones por género, etc., en fn, todo aquello que normalice o exija heteronormas basadas en el cumplimiento de masculinidades y feminidades, o que coarte la participación política de las mujeres. Entonces ¿volvemos a la educación? Los cimientos de la violencia política de género surgen cuando se establecen las actividades que deben desempeñar los hombres por ser hombres y las mujeres por ser mujeres a partir de los prejuicios y estereotipos, es entonces que quedan implícitas las actividades que pueden y deben o no realizar tanto hombres como mujeres, y esto generalmente inicia en la familia, pero se reafrman fuertemente en la escuela. Las asociaciones escolares por sexo se dejan ver desde las desigualdades plasmadas en los planes de estudio, Página 17

contenidos en libros de texto, materiales didácticos, actividades extracurriculares, lenguaje utilizado, formas de organización, responsabilidades, utilización de los espacios, etc., sin embargo, es mucho lo que se puede hacer a partir de la educación para en este sentido, conseguir que las personas -hombre o mujer- tengan las mismas oportunidades de decisión, crecimiento y desenvolvimiento, sin la necesidad de cumplir estereotipos limitantes. Lo anterior no es un proceso fácil debido a que se encuentra frmemente arraigado y aprendido en la cultura lo que resulta difícil de reconstruir. Si bien es cierto que actualmente existe ya una visibilización del problema, la realidad es que el sistema patriarcal no ha permitido deslindar a la sociedad de los estereotipos de género, lo que desfavorece el ejercicio del pluralismo y la construcción de igualdades sustantivas. En este sentido, podemos intuir que a partir de la educación política que se brinde al alumnado, se sumará una formación de vida en la que se potencializará la participación política de la mujer, pero además creará consciencia en este tema y posteriormente podrá ser proyectado en la sociedad el reconocimiento y goce de los derechos políticos de las mujeres. Partiendo de este enfoque, la educación política con perspectiva de género resulta necesaria desde la educación institucional, como punto de partida en ella se deberá realizar este cambio de paradigma que irá permeando poco a poco cada una de las esferas sociales hasta identifcar y visibilizar los obstáculos y las barreras que problematizan la participación política de las mujeres. Dicha deconstrucción, podrá eliminar las alianzas políticas segregacionistas que aún en la actualidad existen entre los hombres, y que también han sido aprendidas desde su formación. En este sentido, las mexicanas que siguen enfrentándose a múltiples obstáculos para ser candidatas o al ser elegidas o designadas a cargos políticos, dejarán de limitar sus opciones para dedicarse de manera plena a la política a partir del reconocimiento y goce de sus derechos políticos. No podríamos dejar de mencionar la progresividad que ha tenido México en temas de derechos políticos electorales y la normativa que ha impulsado la participación de las mujeres en la vida política, medidas que resultan necesarias en tanto se llega a una situación en la que efectivamente exista igualdad de oportunidades y condiciones para todas las personas. En tanto, en México hace falta salir de la comodidad y despertar. El compromiso de cambio y reestructura para fortalecer las prácticas políticas bajo criterios de igualdad en las que ya deberían estar mucho más inmersas las mujeres, es de índole familiar, social y gubernamental, pero en este caso, se perfla como prioritario el compromiso de cambio en el ámbito educativo… Página 18

Participación política de las mujeres en el ámbito local No podemos hablar de legitimidad democrática sino hay condiciones de igualdad. En el siglo XXI y fnales del XX, a nivel global diferentes organismos internacionales como nacionales, se han preocupado porque la democracia no solo sea un concepto, sino de manera importante se cumpla y ejerza en igualdad de circunstancias tanto en hombres como en mujeres; en este sentido la Organización de Naciones Unidas (ONU), declara que las mujeres y hombres tienen los mismos derechos, y todas las personas están libres de discriminación, así mismo comunicaron que para hablar de una democracia necesitábamos ser más inclusivos, esto signifcaría poder incluir a las mujeres en la toma de decisiones. Hasta hace aproximadamente una década, la cultura democrática ejerció connotaciones más dinamizadoras y profundas en el ámbito político-electoral, por un México más igualitario en oportunidades de candidaturas en hombres y mujeres; sin embargo, dicha situación ha presentado problemáticas muy particulares y complejas como la cultura propia de cada país, los derechos de las minorías, la élite política, el nuevo reclamo de representación equitativa, y la legitimidad de las cuotas electorales de género. El respaldo de este nuevo orden mundial en la representación política de las mujeres, ha generado propuestas de investigaciones científcas, así como sistemas electorales, sistemas de cuotas de género, y un poder legislativo que permite reformas normativas que garantice la paridad, y el compromiso de los partidos políticos por hacer de esto una realidad. México es uno de los pocos países en el mundo que, para garantizar los derechos político-electorales de las mujeres, ha adoptado a nivel constitucional el principio de paridad para la integración de candidaturas legislativas federales y locales. Esta normatividad impide que los partidos políticos utilicen barreras legales para obstaculizar la participación política de las mujeres como candidatas. (ONU Mujeres, 2018). Si bien en nuestro país hemos logrado representatividad, en cuanto al estado de Página 19

participación política de las mujeres en México en 2020, por ejemplo, en los Congresos Estatales el ámbito donde las reglas de paridad han demostrado mayor efectividad es en el legislativo. Actualmente en México hay 1,113 legisladores locales, de los cuales 546 (49%) son mujeres. Las entidades cuyas legislaturas tienen mayor presencia femenina actualmente son: Morelos, 70% Chiapas, 65%; y Tlaxcala, 60%. (Strategia Electoral, 2020). Sin embargo, en el ámbito local los porcentajes siguen siendo incipientes, tanto en gubernaturas como en ayuntamientos. En cuanto a la gubernatura de una entidad, aún existen obstáculos a los que se enfrentan las mujeres, actualmente 2 de los 32 titulares del poder ejecutivo local, son mujeres, lo que representa un 6.25% de las gubernaturas. Ellas son Claudia A. Pavlovich Arellano, Gobernadora de Sonora, y Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. (Strategia Electoral, 2020). Actualmente el contexto de los municipios por mujeres alcaldesas representa un 26%, y en esos resultados nos podríamos preguntar ¿Por qué la democracia aún no llega en paridad de género a estos ámbitos locales?, una de las repuestas es, porque la equidad de género es un problema multidimensional que enfrenta problemas legales, políticos, y culturales en su estructura social, y desde el interior de los partidos políticos. Existen aún retos y obstáculos que enfrentar ante la intervención de las mujeres en política, el más acentuado es la violencia, hay una trayectoria de su evolución conceptual en términos sobre lo que es y no es violencia política contra las mujeres; el desarrollo del término está vinculado con los marcos normativos latinoamericanos. Para el presente escrito, me permito puntualizar dos conceptos, por ser los más cercanos a esta exposición; por un lado, la violencia de género “es una expresión de la discriminación hacia las mujeres, viola sus derechos y tiene como resultado impedir la participación de las mujeres en las mismas condiciones que los hombres” (Cerva, 2014:121). Cuando el propósito es impedir la participación de las mujeres en la política, se habla de violencia de género en el entorno político. Por otro lado, la violencia en razón de género “implica analizarla en el contexto Página 20

social en el que se presenta: como una forma de poder que se expresa en distintas modalidades (física, psicológica, patrimonial, institucional) y ámbitos sociales (doméstico, público, familiar)” (Cerva, 2014: 121). Como plantean Krants y García Moreno, (2005:12) Cuando a la noción de violencia se le introduce el término en razón de género se hace hincapié en que sus raíces se encuentran en la desigualdad entre mujeres y hombres. Ante este entorno difícil hay una discusión global, en donde los expertos/as de la democracia y el género se cuestionan el como si eres una ciudadana expuesta a la violencia, ¿cómo puedes ser candidata para una elección? Mas aún nos falta conformar una red de apoyo entre mujeres, accionar la palabra sororidad, dicho término se refere a la hermandad entre mujeres con respecto a las cuestiones sociales de género. En lo que se refere a la ciudadanía aún no existe un compromiso fuerte por la participación en la vida pública de su país, región y localidad, aunado a una desconfanza y falta de credibilidad en las diferentes instituciones que nos representan, sigue estando presente en sus mentes la corrupción y la deshonestidad tan anunciada por los diferentes medios de comunicación formales e informales. Lo anteriormente mencionado no debe permitir que las y los ciudadanos se involucren e informen en fuentes fdedignas, y participen de procesos electorales más incluyentes. Un problema fuerte es que aún carecemos de una educación electoral y cívica como sociedad, ello reprime el derecho al voto por ejemplo, los y las votantes ejercen su voto a ciegas, la mayoría no conocen las propuestas de sus candidatos/as, o bien desconocen cuantos partidos alternan en la contienda electoral y sus representantes esto como lo más básico, la mayoría de la población no tiene idea de donde vienen las candidaturas, y si hablamos de ¿quién lleva a cabo las nominaciones y de dónde vienen?, la mayoría de la ciudadanía desconoce esta información, y es aquí donde deberíamos involucrarnos, porque son los partidos políticos los que controlan y están a cargo del proceso de nominación; como ciudadanas/os es importante dialogar con los partidos políticos al respecto. Cabría preguntarnos por ejemplo ¿Por qué en nuestra alcaldía o gobierno estatal, no se está nominando a ninguna mujer? debe haber un 50 o 45% de mujeres candidatas. ¿Se lo han cuestionado ciudadanas y ciudadanos coahuilenses, y de otros Estados de la República Mexicana?, donde existe una ausencia de representación de mujeres en la vida política en gobiernos estatales y Página 21

municipales. Así pues, si los partidos políticos son los que están al mando del proceso de nominación, y si estos no son transparentes, como refere la Dra. Drude Dahlerup, a esto se le llama un jardín secreto de la nominación, ya que es una red que no se puede ver. (Dahlerup, 2019). Si hay que reconocer que gran parte del empoderamiento político de las mujeres se debe al soporte, desarrollo e implementación de las reformas normativas, así como la adopción de cuotas de género en el sistema electoral mexicano en los 90´s hasta la reforma constitucional en febrero del 2014 que garantizó la paridad; en esta trayectoria México se convirtió en el cuarto país a nivel mundial con el mayor número de mujeres en la Cámara baja y el tercero respecto del Senado. Cabría cuestionarnos, ¿la democracia sigue fallando a las mujeres?, se conoce por porcentajes que el ámbito federal es actualmente fuerte en representatividad de paridad de género sin embargo, la asignatura parcialmente pendiente se encuentra en gubernaturas y presidencias municipales, así lo demuestran las estadísticas en donde se aprecia el bajo porcentaje de participación política en mujeres; es aquí donde debemos gestionar y participar para provocar el cambio de paridad democrática que se requiere. Hoy en el nuevo discurso de la paridad, es una señal de que hay una democracia moderna, para poder incluir a las mujeres en la política. (Dahlerup, 2019). Exhorto a cada una de las mujeres que ya se encuentran inmersas en la participación política de su estado o localidad, y a las que inician con el interés de involucrarse en este ámbito político, a defender y ejercer sus derechos políticos-electorales, y a ocupar el espacio que corresponde por un México 50-50. Referencias Bibliográfcas. ONU, Mujeres México. 2018. Participación Política de las mujeres a nivel municipal: Proceso electoral 2017-2018. Recuperado de https://mexico.unwomen.org/es/ digiteca/publicaciones/2019/03/ participacion-politica-de-las-mujeres Strategia Electoral. (2020, 17 de marzo). Estado de la participación política de las mujeres en México en 2020. Animal Político. Recuperado de https:// www.animalpolitico.com/candidata/estadode-la-participacion-politica-de-las-mujeresen-mexico-en-2020/ Página 22

Cerva Cerna, Daniela (2014). “Participación política y violencia de género en México”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales (Nueva Época), LIX(222): 117–140. En ONU, Mujeres México. Participación Política de las mujeres a nivel municipal (p.12) https://mexico.unwomen.org/es/digiteca/ publicaciones/2019/03/participacionpolitica-de-las-mujeres Krants, Grunilla y Claudia García Moreno (2005). “Violence against women”, Journal of Epidemiology and Community, 59(10): 818–821. En ONU, Mujeres México. Participación Política de las mujeres a nivel municipal ( p . 1 2 ) h t t p s : / / mexico.unwomen.org/es/digiteca/ publicaciones/2019/03/participacionpolitica-de-las-mujeres Dahlerup, D. (23 de octubre de 2019). Democracia y género. Conferencia Magistral. Ciudad de México. Disponible en https://www.facebook.com/watch/? v=716824648832115. Página 23

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Algunos problemas al conceptualizar e identifcar la violencia política contra las mujeres en razón de género De s d e mediados del siglo pasado, en la mayoría de los países se han reconocido y garantizado d i v e r s o s derechos a las féminas, por ejemplo el derecho al sufragio. Sin embargo, de la mano con la inclusión de las mujeres en la vida política y pese al avance histórico en materia de igualdad formal y sustancial, en la realidad siguen existiendo brechas que menoscaban los derechos y libertades de las mujer ; en la mayoría de los casos esta 1 resistencia se ha adoptado de manera sutil. En este sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Comisión IDH) ha señalado que existen obstáculos estructurales que contribuyen en la ausencia y poca presencia de las mujeres en los distintos ámbitos de la vida pública en muchos países. Estos incluyen: a) desventajas socio‐ economicas; b) desconocimiento de sus derechos políticos, especialmente en áreas rurales y marginadas; y c) distintas formas de violencia que impiden y anulan el ejercicio de todos sus derechos (Comisión IDH, 2011: 10). En este trabajo se analizará el último obstáculo: la violencia política contra las mujeres en razón de género (VPG). En específco, aquí se busca visualizar algunos de los problemas al momento de conceptualizar e identifcar sus elementos. Por lo tanto, en este texto se ofrecen algunas de las criticas vertidas al concepto de la VPG; se evalúan los elementos que constituyen el concepto; y se plasman algunos de los retos al momento de identifcar dichos elementos. Finalmente, se presentan unas breves conclusiones sobre la problemática planteada. Conceptualizando a la violencia política contra las mujeres en razón de género. El concepto específco de violencia política contra las mujeres se puso sobre la mesa por primera vez en el 2000, cuando Estas brechas pueden ser económicas, políticas, culturales, jurídicas, actitudinales, sociales, mediáticas, entre otras (Freidenberg, 1 2017: 2). Página 25

un grupo de concejalas de Bolivia convocaron a un seminario sobre este tema en la Cámara de Diputados; con el objetivo de analizar el acoso y la violencia que sufrían las mujeres en las municipalidades rurales (Krook y Restrepo Sanín, 2016). Un concepto clave es el señalado por Lena Krook y Julia Restrepo Sanín; quienes defnen a la violencia política de género como el conjunto de conductas que están dirigidas específcamente “contra las mujeres por ser mujeres, con el propósito de presionarlas para que renuncien como candidatas o como representantes a un cargo público”. Para las autoras, si bien es cierto la conducta se ejerce en contra de una mujer, esta acción está dirigida a todas las mujeres en un intento de preservar la política bajo el poder masculino (Krook y Restrepo Sanín, 2016). En este sentido, un acto de violencia no solo afecta a las víctimas, si no que tiene como objetivo intimidar a más mujeres, a fn de conseguir que este grupo vulnerable deje de involucrarse en la política. Sin embargo, a pesar de que este concepto ha sido pionero en la construcción teórica del problema, presenta algunas lagunas, por lo que en la actualidad no hay una defnición universalmente aceptada (Burgess y Crowell, 1996: 1). Para algunas académicas el término violencia se refere a las acciones que incluyen un daño físico; otras consideran que el término se debe extender a las conductas agresivas; mientras que un número mayor consideran que la violencia es multidimensional, por lo tanto debe ser defnida como un conjunto de actos violentos (Lamas, 2002). Sin embargo, para Piscopo a pesar de que la violencia es multidimensional, no se puede “poner en pie de igualdad” a las prácticas de exclusión con acciones como el hostigamiento, la violación o el asesinato (2016, 447). Precisamente, Jenifer Piscopo sostiene que la defnición vertida por Krook y Restrepo resulta imprecisa, toda vez que se borra la distinción entre la violencia política y la violencia motivada por el género. Además, el conceptualizar a la violencia como todo aquel acto que obstaculiza la capacidad de las féminas Página 26

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